20 de septiembre de 2010

ANDRÉS BALSA


Ficha del entrenador 
Nombre completo Andrés Balsa Antón 
Fecha de nacimiento 11 de marzo de 1883 
Lugar de nacimiento Mugardos (A Coruña)
Total partidos43
Partidos Ganados 30
Partidos Empatados5
Partidos Perdidos8
Temporadas en el club 1  (1926-27)

Hijo de un humilde labrador y nieto de madre soltera, su infancia transcurrió como la de todos los niños de su pueblo, trabajando muy duro y pasando penalidades. Pero él era diferente a los demás. Era grande, muy grande. Y fuerte, muy fuerte. Su historia en principio distaría mucho de la historia de un entrenador de fútbol, pero los derroteros de la vida le llevaron al banquillo del Real Club Celta. La historia de Andrés Balsa comienza cuando decide enrolarse en la marina mercante. Quería ver mundo, conocer esa América a la que tantos mugardeses habían emigrado.

Durante la prehistoria del deporte de la lucha, una práctica muy común era la realización de espectáculos en los que el campeón local retaba a cualquiera de los asistentes al show a enfrentarse a él. Ese fue el punto de partida de la carrera de Andrés en el mundo de la lucha, que acabaría convirtiendo en su mundo gracias a su estatura de más de dos metros y a una fuerza que los medios de la época consideraban “hercúlea”. Era un luchador de los denominados gigantes, de mas de dos metros de altura, y por encima de los 100 quilos de peso, cuya especialidad era aguantar las acometidas del rival para luego destruirlo con su enorme fuerza. No obstante, su técnica dejaba mucho que desear, lo que le valió ser muy criticado por los medios especializados de la época.

Las primeras referencias de su éxito como luchador al otro lado del Atlántico llegan en 1915, cuando la prensa se hace eco de las victorias que estaba obteniendo en Estados Unidos y Cuba. Eran los años de la I Guerra Mundial, y Balsa, que ya era conocido en el continente americano, decidió quedarse allí hasta la finalización de la contienda. El mugardés peleó en todo el continente, de los Estados Unidos a Perú, de Cuba a Argentina, derrotando a prácticamente a todo aquel que se pusiese en su camino, y de paso, amasando grandes cantidades de dinero.


Andrés Balsa en su época de boxeador

Balsa vivía los días de vino y rosas, pero, como buen gallego, sufría de esa extraña enfermedad que afecta a todos los hijos de Galicia: la morriña. Así que, finalizada la guerra mundial, decide poner punto final a una gira americana que duraba ya demasiados años. De vuelta a su tierra, Balsa fue recibido en loor de multitudes y homenajes varios. Todo esto no hizo más que impulsar su carrera. Rio de Janeiro, Madrid o Liverpool fueron solo algunos de los lugares que vieron pelear al gallego. Pero la lucha ya no era suficiente para el luchador mugardés, y a pesar de su total ausencia de técnica, llevaba un tiempo pensando en entrar en el más competitivo mundo del boxeo.

Llegó a pelear por el título mundial de los pesos pesados en 1921, pero Balsa, que pudo ser oro cayó derrotado ante Jack Dempsey, que se mantendría como campeón ininterrumpidamente hasta 1926. A partir de este fracaso, la carrera de Balsa se caracterizó por la irregularidad, alternando impresionantes victorias con sonadas derrotas. El bajón físico –Balsa contaba ya con 40 años- y la moral producida por las derrotas, lo llevaron a formular nuevos horizontes profesionales y a pensar en la retirada definitiva.

El golpe de gracia a su carrera se lo daría la humillante derrota en el que fue su último gran combate en la plaza de toros de Madrid frente al belga Jack Humbeeck. Balsa fue muy inferior al belga y la prensa de la época lo hundió con sus destructivas crónicas. Su última derrota sería poco después cuando sus ayudantes tiraron la esponja –titar la toalla se introduciría después como forma de expresar la rendición– en el segundo asalto ante un púgil de muy poca categoría, el portugués José Santa.

El viejo luchador tomaba una determinación. El boxeo y la lucha ya no serían su mundo nunca mas –después de la derrota ante Santa solo había luchado tres veces mas ante rivales menores, en combates con carácter de exhibición– para meterse en el mundo de un nuevo deporte que se estaba haciendo fuerte y que llevaba mucho tiempo llamando su atención. Era lo que entonces todo el mundo conocía como football.

Desde 1926, año en el que en que se incorpora al cuadro técnico del Real Club Celta de Vigo en calidad de preparador físico y entrenador, substituyendo a Francis Cuggy, la carrera de Balsa permanece vinculada al mundo del fútbol. Con la llegada del técnico mugardés, el Celta, que se había mostrado insuperable desde su nacimiento, perdería su supremacía en el campeonato gallego, cediéndole el testigo al Deportivo, en cuyas filas jugaban los futbolistas que habían desertado del Celta: Ramón González, Chiarroni, Otero e Isidro.

También disputó el Celta aquella campaña la liguilla del torneo de subcampeones de España, campeonato que fue un paseo militar para el equipo vigués que se enfrentó al Gimnástico de Torrelavega, Fortuna de Gijón, y Español de Valladolid. La superioridad del Celta quedó reflejada a lo largo de los seis partidos del torneo, ganando los seis partidos con 34 goles a favor y tan solo 8 en contra. Clasificado para octavos de final, se enfrentó al Arenas de Guecho, con quien perdió en un tercer partido de desempate. Terminada la temporada se produjo una renovación de la Junta directiva, que decidió no renovar al entrenador Balsa y fichar a un escocés, Mr. Cowan.



Tras ser desposeído del cargo en el Celta al año siguiente, se incorpora como masajista a la disciplina del Deportivo de A Coruña. La labor del mugardés como encargado de la condición física de los jugadores, fue muy apreciada en su momento, pues en una época en la que el entrenamiento físico sonaba a quimera para la mayoría de los ciudadanos, Balsa tuvo que mantenerse en un estado de forma envidiable durante mas de veinte años, para poder competir en condiciones en la elite deportiva.

Tras trabajar en su tierra, Balsa se incorpora como entrenador a la disciplina del Club Deportivo Castellón. Su labor como mister recibía unas críticas muy similares a las que tenía como luchador o boxeador, pues se le achacaba un total desconocimiento de la técnica futbolística. Bajo su responsabilidad, en las campañas 31/32 y 32/33, el Castellón finalizó como último clasificado de la liga de Segunda División, lo que en combinación con la situación económica del equipo levantino desembocó en la desaparición del club.

Su gran oportunidad le llegaría en la temporada 1935/36, cuando el Valencia lo contrató como entrenador. Los resultados del equipo ché con el mugardés al frente, una vez mas, no fueron muy destacados. No obstante, con el inicio de la guerra en España, Balsa se mantuvo leal a la II República, formando parte del nuevo Valencia de los trabajadores tras la incautación del equipo por los empleados y futbolistas. Balsa formaría parte del cuadro técnico del equipo valencianista hasta, por lo menos, 1946, año en el que la pista del mugardés misterioso vuelve a desaparecer.

TRAYECTORIA

RC Celta
Castellón
Valencia

TRAYECTORIA EN EL CELTA
1926-27 Subcampeón de Galicia

*Fuentes: (Héctor J. Pena Taboada – Xornal, Historia Celta Faro Vigo)

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